sábado, 20 de enero de 2018

Un paseo lleno de recuerdos

Jueves 18 de Enero de 2018


Son las 8:15 de la mañana del 18 de enero, el zumbido seco de la vibración del móvil, que hace de despertador, suena como cada día, puntual, taladrante, impasible a mi remoloneo. Como cada día, lo apago, le doy unos besos de buenos días a mi mujer y me pongo en pie. Subo la persiana; el día amanece despejado y el cielo rojizo, se va volviendo naranja anunciando la inminente salida del sol (nuestra casa, está orientada a levante). Por un momento, mi vena exploradora surge en todo su esplendor y lo primero que se me viene a la cabeza es el mapa de España saturado de chinchetas, unas verdes y otras amarillas que forman parte de mi reto, el de superar todos los puertos españoles de montaña que cuenten con su cartel identificativo y que sean transitables en moto… Sí, has leído MOTO, porque aunque no lo parezca, este es un nuevo relato de una salida en moto. La tarde/noche anterior estuve escudriñando “mi mapa”, (es algo que me atrae como los imanes atraen al hierro).
Este es mi mapa... es para mi uno de mis mayores tesoros:

Encontré, para mi fortuna, varios puertos que no tenía anotados y les puse su correspondiente chincheta amarilla. Mi alegría cada vez que encuentro un nuevo puerto, es como la de un niño el día de Reyes cuando abre sus regalos (a lo mejor os parece una tontería, pero cada loco es feliz con su locura, o al menos yo lo soy). Para poneros un poco en situación, os diré que llevo en torno a 180 puertos superados de los más de 400 que tengo catalogados e identificados con sus correspondientes coordenadas. Sé que me faltan más de la mitad, pero pasito a pasito, se llega lejos.
Volviendo al relato y como os iba diciendo, por un momento mi vena exploradora me asalta como una vocecita que me susurra al oído, hoy puede ser un gran día para salir de expedición… la voz se repite una y otra vez. Enciendo el ordenador y mientras se pone a punto me pongo un café. Abro mi mapa de España con sus chinchetas amarillas y verdes y comienzo a calcular una ruta… La vocecita ha ganado, me voy a dar una vuelta en moto. Se lo comunico a mi mujer, quien (bendita sea) me da el visto bueno. En un cuarto de hora escaso he conformado la ruta (no era muy difícil). Hoy haré las chinchetas amarillas correspondientes por este orden al Alto del Padrún, el mirador de Coto Bello, la Collada de Carmenes, el Collado de Hoz y el Collado de Ozalba. Son algo más de 600km (una pequeña vuelta, acostumbrado a maratonianas tiradas de más de 1000km de secundarias, terciarias y cuaternarias). La ruta ya la conozco, pues la he transitado en moto muchas veces.
Llevo al peque a la escuela y de vuelta recojo la moto del garaje para dejarla delante de casa (no tengo el garaje y la casa en el mismo lugar) aunque no dista mucha distancia, unos 100m. Me enfundo mi traje y recojo todas las cosas: cartera, teléfono, documentación de la moto que había sacado el día anterior del top case para hacer una copia, la braga del cuello y 2 pequeños possit en donde he anotado las coordenadas de los distintos puntos de la ruta. Me despido de mi mujer con un beso y un abrazo y bajo en el ascensor hasta la calle. Al pararse el ascensor, me doy cuenta de que he perdido por el camino uno de los dos possit (empezamos bien, como de costumbre, pues soy de perderlo todo). Doy la vuelta ascensor arriba y me encuentro el papel tirado a 2 metros de la puerta de casa. Vuelta pa abajo. Pongo el GPS, le meto las coordenadas del primer punto (el Alto del Padrun). Me coloco el casco, las gafas de sol y me pongo en marcha. Son las 10 de la mañana y la temperatura es de 7º. Como es jueves (día de mercado) decido no meterme por la calle principal y atajar por mi antigua calle, que además es todo recto y la ruta más rápida. Un coche y un camión de reparto de carbón me hacen parar perdiendo el tiempo (muy valioso, pues me quedan muchos km por delante y estamos en invierno) así que al final no adelanto nada de tiempo respecto a pasar por el medio del mercado. Al fin el terreno se despeja y puedo realmente iniciar la marcha. Los primeros km, como siempre, los ruedo con cuidado de esperar a que se caliente el corazón de “Babieca” que así se llama mi moto (no es que sea de ponerles nombres a las motos, pero esta es muy especial, significa muchísimo para mi, por las circunstancias en la que la compré, con ella conocí a mi mujer en Sevilla, me acompañó en los momentos más duros de mi recaída del cáncer y es por esto que le puse nombre y me gusta ir hablando con ella). Pasados los primeros km ya puedo alcanzar la velocidad de crucero. Me deslizo por lo que debería de ser el autovía de Oviedo-La Espina, y digo lo que debería de ser, pues 10 años después de la fecha oficial de finalización, desde cornellana a Salas no hay autovia y a partir de Salas hasta La Espina, solo hay un carril para cada sentido de la circulación y todo con línea continua y limitación de 80, con lo que es inevitable que más pronto que tarde me encuentre con algún obstáculo rodante. Efectivamente, un hombre con un mercedes viejo, que baja a 60km/h me hace de nuevo perder un valioso tiempo (siempre he creído en la ley de Murphy, pues se cumple al 100%). Al fin llegamos a la rotonda que da por finalizada la parte de “autovía” que va de Salas a La Espina. El hombre se hace la picha un lio con los intermitentes y empieza a ponerlos para todos los sentidos (menos para el que los tiene que poner). Le adelanto en la segunda rotonda y pienso para mis adentros, “Bendito de Dios vaya”. Continuo mi viaje y ahora sí, en Cornellana cojo el tramo de autovía oficial, terminado en su totalidad. La temperatura ha caído a los 2º, llevo el pantalón y el jersey térmicos del Lidl bajo mi traje, además, la chaqueta lleva su forro, pero el pantalón lo lleva quitado y noto un poco de frio en las piernas. Al pasar por el valle del Trubia, la niebla hace acto de presencia (cosa que pasa los 365 días del año) con lo cual no me sorprende; lo que si me sorprende es un Audi A1 conducido por una mujer que con guantes de cuero marrones, va más feliz que una perdiz con sus luces de día, sin antiniebla, ni ninguna luz en la parte trasera que la delate hasta que no se llega a casi su altura (cuánto daño han hecho algunas “pseudo tecnologías”), se pensará la mujer que los que venimos detrás, somos adivinos y que llevando sus flamantes luces de día, ya va muy bien señalizada… en fin. Un poco más arriba, casi coronando la ronda exterior de Oviedo, un Mitsubishi pajero que sube adelantando, acelera fuerte al verme acercarme por el espejo, circula a unos buenos 140km/h. Al ponerme a su altura, veo un hombre de unos 50 años, que al más puro estilo Ari Vatanen en la mítica subida del Pikes Speak, sube con un brazo estirado llevando la mano a la altura de la cara para proteger la vista del sol, pues vamos en dirección este. No puedo evitar una pequeña carcajada, porque realmente, eso fue lo primero que se me vino a la cabeza al verlo… Ari Vatanen. Es curioso las cosas que se ven circulando por autovía (por carretera se ven menos). Lo digo, porque al incorporarme a la A66 en dirección al cruce que ha de sacarme por fin del autovía, delante de mí, va una pareja de entre 65 y 70 años con su flamante mercedes de más de 10 años (no me fijé en el modelo) que lleva el GPS integrado del propio coche y además, debajo del espejo central del coche, lleva también otro (será para tener una segunda opinión de la ruta) del tamaño de una tablet que le ocupa prácticamente todo el cristal…por un instante me quedo literalmente sin palabras… luego pienso, mercedes tenía que ser… Llego al desvío de Olloniego… empieza la etapa de hoy. Tras atravesar la rotonda, giro a la derecha para empezar la ascensión del Padrún. El Padrún es un pequeño alto que nos lleva de Oviedo a Mieres por la antigua carretera AS 242. La cota es mínima (385m.), pero como tiene su letrero, entra dentro de mi reto. No os he dicho que hace prácticamente 6 meses que no monto en moto, desde la última ruta seria que hice en verano (6000km en cuatro días por tierras de España recorriéndola casi entera en sentido anti horario). Desde entonces, apenas 1500km he rodado y eso se nota. Me siento raro, entumecido en cuanto a la soltura con la moto. El suelo está muy húmedo y sucio, además está algo bacheado. Tomo las primeras curvas con bastante respeto, pues la temperatura es muy baja, 4º y me da miedo de que haya hielo. La suspensión de la moto (ESA) no es que sea para tirar cohetes, pero para mí, me sirve lo de poder poner blando o duro con solo apretar un botón, con lo cual la pongo blanda, porque en estas circunstancias de humedad y baches, yo voy más a gusto. En una curva, piso un bache y la moto se va un poquito de atrás (nada grave ni muchísimo menos, pero sirve para hacerse una idea de por donde piso). A media subida, veo por el rabillo del ojo algo que me hace girar la cabeza. A mí izquierda, un palomo torcaz se pone a la altura de mi cabeza. A unos 4m de distancia de la moto y vuela unas decenas de metros como acompañándome… me encanta (siempre me gusta ver animales en mis rutas, aunque alguna vez a punto haya estado de terminar en tragedia-aterrizaje forzoso). Llego al final de la subida y a lo lejos diviso el cartel. Una sonrisa aparece en mi cara… un puerto más superado, un puerto menos por superar. Paro ha hacerme la foto que deja constancia de mi paso. Hace frio, o al menos yo, lo siento en las piernas y en la cabeza, de la que ya he quitado el casco. Unos perros, corretean libremente jugando a la pillo… no hay tráfico ninguno, con lo cual no corren peligro. Uno de los dos, el mayor, se acerca a olerme con interés, que pierde tan pronto como el segundo perro le pilla, echando de nuevo a correr uno tras otro.
El frio llama a mis instintos más básicos y me entran las ganas de orinar, pero como “Babieca” necesita beber, pues no pierdo tiempo y enfilo la bajada en dirección a Mieres. Sin tan siquiera esperarlo, lo primero paso por delante del Hostal La Peña y me trae recuerdos de hace más de 20 años, pues en ese hostal me quedaba a dormir estando trabajando en la central Térmica de Soto de Ribera. Los recuerdos pasan por mi cabeza en un instante recordando una anécdota que me pasó el día que llegamos, un compañero con el que compartía habitación y yo, y con el que he pasado inolvidables ratos de muchísima risa. Resulta que se nos olvidó la llave dentro de la habitación, y el, en lugar de bajar a llamar para que nos abrieran, dijo…” espera, que esto se abre con una tarjeta de crédito…” yo empecé a descojonarme diciéndole que no estaba bien de la cabeza, pero él insistió, sacó de su cartera una tarjeta del banco, empezó a pasarla por la ranura entre la puerta y el marco´. La tarjeta se quedó atascada y no podiamos sacarla, yo al borde del infarto de risa y el, que ya había desatascado la tarjeta continuaba pasándola como si fuese un datafono... por fin a la décima pasada más o menos se abrió la puerta y me dice… “ya te lo dije yo…”,eso sí, la tarjeta ya no era una tarjeta, sino un churro como jamás había visto nadie con anterioridad, para tirar… ; todavía me meo de risa al acordarme. Sigo viaje riéndome solo y al momento encuentro una gasolinera. Como no sé si más adelante habrá otra o no, y teniendo poca gasolina, paro a repostar. Una chica joven sale a atenderme. Es bastante bajita y casi no llega a ver la boca del depósito (no es la primera vez que me lo dicen en algún surtidor), pues a la GSA con el caballeta puesto, le queda el tapón alto. La pobre chica no dice nada, pero pone cara de no saber si falta mucho o poco, y para colmo la moto lleva 33 litros, así que ella, muy hábil, aprieta muy poco la pistola (cosa que es de agradecer, pues hay gasolineros que aprietan la pistola al máximo y alguna vez me ha pasado de saltar la gasolina por los aires al llegar cerca del máximo). Para romper el silencio le digo que vaya frio que hace… la pobre me dice, si, hace un frio que pela… menuda helada. La verdad es que hay 2º y se nota. Pago la gasolina y como tengo bastante frio en las piernas, saco de la maleta el forro del pantalón y me aparto a una orilla de la gasolinera para ponerlo. Empiezo a quitar ropa y me quedo solamente con el pijama del Lidl. El suelo está frio de cojones y los pies se me enfrían en 3 segundos. Me apresuro a enganchar las cremalleras de las perneras del pantalón, pero como las prisas no son buenas, cuando voy a meter las piernas, las perneras del forro no están derechas y las piernas no me entran, tengo que volverlas a quitar, girar las perneras del forro y volverlas a enganchar. La del lado izquierdo se resiste y tengo que hacer un tercer intento. Para entonces, tengo un frio que tardo media mañana en echar de mi cuerpo. Al fin, después de vestirme y poner las nuevas coordenadas al GPS, me pongo en marcha. Callejeo por Mieres en busca de la salida en dirección al mirador de Coto Bello, de cuya existencia me enteré el día anterior. Según puedo leer en la red, Coto Bello (también llamado cima Chechu Rubiera en homenaje al ex ciclista asturiano) parece ser que antiguamente fue una explotación minera perteneciente a la estatal Hunosa, que tras la finalización de la explotación, fue restaurada dejando praderas y senderos para el disfrute de todos (lastima de que esté un poco descuidado). Pongo rumbo a Corigos (por el desvío de la A66 hacia Moreda) hasta que encuentro el cartel de coto bello. Comienzo la subida de 10 km que me ha de llevar a la cima. La carretera, nuevamente, húmeda. A medida que voy subiendo, se torna mojada debido a que el deshielo de las últimas nieves, deja pequeñas cascadas en los taludes de las cunetas que salpican la carretera mojándola por completo. El asfalto es regular tirando a malo. Hay muchas piedras sueltas y varios desprendimientos, que aunque no son de gran tamaño, me hacen tener que arrimarme al lado izquierdo de la estrecha carretera. Con cuidado voy ascendiendo hasta llegar a la cima. Merece la pena subir. Lo primero de todo es parar junto al cartel identificativo para dejar constancia fotográfica. Después, me deleito con las espectaculares vistas que me ofrece el mirador. En el alto, hay un edificio que parece de dos plantas y que primero fue el centro de oficinas de la jefatura de la explotación minera y posteriormente un bar, a tenor de los carteles, uno de piedra, perteneciente a la explotación y otro pintado en la pared donde se puede leer “Bar”. También hay un cartel de madera que pone “Chigre” (nombre con el que se conoce en Asturias a los bares) unos metros antes de alcanzar la cima. Me entretengo leyendo el típico pictograma que muestra las montañas con sus nombres y después, haciendo algunas fotos.
Una panorámica de las vistas
También se puede observar el pueblo de Cabañaquinta (el pueblo grande) y Escollo a la derecha de la imagen.
En algún momento, me percato de un zumbido extraño que parece ir y venir con el aire. Me quedo mirando un buen rato, pero no consigo ver nada. Después de un rato, pienso si se puede tratar de algún artefacto estilo Dron, pues en la cima hay un coche aparcado, y el zumbido se asemeja al de un helicóptero radio control. Delante de mí, ha subido un Hyundai todo caminos, que dando patinazos, ha conseguido subir por una de las pistas que arrancan por encima del bar y que me imagino que llegarán a la cima real de la montaña. Me hubiese gustado subir con la moto, pero está bastante mojado y no es cosa de quedarme enterrado con “Babieca”, pues por suerte o desgracia, ya sé lo que es quedarse enterrado hasta los cilindros (me quedé atrancao en una playa en Mazarrón, en Cartagena, de la que dos buenos amigos, Mausser y Lady Puppi me ayudaron a salir con ayuda de todo el pueblo).
foto de archivo


Después de la pequeña sesión de fotos, y tras poner las siguientes coordenadas al GPS, pongo rumbo a la Collada de Cármenes (León). La bajada de Coto Bello la llevo mejor, por saber ya como está el camino y porque siempre me gustaron más las bajadas que las subidas (las disfruto mucho más). Sin ningún problema, desando el camino hasta llegar de nuevo a Moreda y tomo de nuevo la A66 hasta Campomanes para emprender ruta por Pajares. Es una carretera que conozco como el pasillo de mi casa, pues me pasé un año viviendo en Villamanín y bajando a trabajar todos los días a Campomanes para hacer los sondeos del AVE… ese que parece resistirse a llegar a Asturias. Subo disfrutando de la carretera con la seguridad que da tener motor suficiente para adelantar rápida y cómodamente los coches y camiones que me voy encontrando. El asfalto continua húmedo en algunos sitios, pero para entonces, Lorenzo ya ha secado buena parte del mismo, pues son las 12:30 de la mañana. Al llegar al alto, aflojo un poco la velocidad para deleitarme brevemente con el paisaje nevado donde yo pasé más frio de toda mi vida (más de 20 bajo cero de noche en el invierno de 2001 sondeando en la misma cima de la estación de esquí) y me tiro en dirección a Villamanín, mi otra cruz aquel invierno. Paso por el pueblo despacio, recordando cada detalle, cada aventura allí vivida, unas buenas, otras difíciles, al tener que pasar el invierno más frio de la historia sin calefacción en casa por habérseme congelado el propano de la caldera. Por un momento me siento un poco viejo, pero también muy afortunado de segur vivo. Pienso en cómo era mi vida hace 17 años. Sin tiempo para nostalgias, me desvío hacia Cármenes en busca de mi siguiente “chincheta amarilla”… he pasado muchas veces con la moto, pero no había cartel identificativo, así que ahora, al fin, voy a dejar constancia con mi foto. Paro junto a la señal, y me despojo del casco. Hace una temperatura agradable para el mes de enero, 11º. Mi cuerpo ya ha vuelto a generar calor y eso es de agradecer. Preparo el trípode y después de pelearme con el sol, que me queda frente al objetivo de la cámara, consigo hacer una foto sin esos círculos naranjas que salen en las fotos con el sol de frente.
Miro la hora, es casi la 1:30 de la tarde. Aunque la ruta ya la llevo marcada desde casa, sopeso por un momento la posibilidad de abortar los últimos dos puntos (La collada de Hoz y el Collado de Ozalba) y volver a Villamanín a darme un “homenaje” en el Ezequiel, donde puedo ponerme como el Kiko (se bien como se come, porque he comido allí muchas veces) o liarme la manta a la cabeza y meterme en la embajada de salir a Unquera por Riaño y San Glorio. Como siempre me he tenido por buen embajador, declino la propuesta de las opíparas viandas que el Ezequiel puede ofrecerme y tras meter las coordenadas del collado de Hoz al GPS, y ver que me quedan dos horas largas para llegar, salgo en dirección a Riaño por La Vecilla. La temperatura es buena, oscila de 11 a 14º, la carretera está bien y el tráfico casi inexistente. Llego las hoces de Vega Cervera (que no pueden ser más bonitas). Yo ya las conozco y he retratado en más de una ocasión, con lo cual no paro a hacer el reportaje fotográfico, pues ya lo tengo repetido, aunque insisto en lo de que es un tramo precioso de carretera. Pocos km antes, está el desvío de las cuevas de Valporquero, a las que he subido muchas veces, pero que nunca he podido visitar, pues siempre me ha coincidido que estaba cerrado. Llego a Boñar, donde se me viene a la cabeza otra historia de risa motera de hace unos años. Resulta que paramos a comer en una salida con las motos, mi hermano, mi cuñada y yo. Después de una hora sentados, nos atienden. Pedimos cada uno lo que nos apetecía y al poco rato llega el camarero diciendo:
-Lo siento mucho, no nos queda…
-Bueno, tráiganos esto otro…
(A los dos minutos, llega el camarero)
-Me tienen que perdonar, pero tampoco nos queda…
-Bueno, no pasa nada, tráiganos esto otro…
-Es que de eso tampoco tenemos...
(Yo, ya debatiéndome entre el ataque de risa tipo cámara oculta y el enfado, le digo al camarero)
-Tráiganos de lo que tenga… lo que sea…
- ¿Qué les traigo
-Lo que tenga o de lo que le quede, si es que le queda de algo...
Nos trajo un cabrito que debía ser más viejo que Matusalén… y duro, más que las pilas de duracel…
La risa que me entró al pasar de nuevo por delante del bar, fue considerable. (La verdad es que se pasa muy bien recordando viejos tiempos). Continúo hacia Riaño. La carretera se torna de nuevo húmeda, pues el sol no entra en muchos sitios, en otros, en cambio está totalmente seca. Una vez en Riaño, cojo la carretera hacia el puerto de San Glorio temeroso del frio que puede hacer en la cima (la última vez que lo subí, comimos allí la merienda y pasamos más frio que yo que se). El embalse está bastante bajo, a pesar de las recientes lluvias y nevadas, pero algo se ha recuperado. A medida que empiezo a ascender por San Glorio, la carretera está llena de fundente para el hielo, parece gravilla y la moto incluso vuelve a intentar marcharse de atrás, pues es mucha cantidad la que hay en algunos sitios. El piso está muy húmedo y subo con cuidado, pues no tengo ganas de irme al suelo por un despiste. El olor… como siempre, el olor de los lugares, es lo que más me atrae de los sitios a los que voy. Huele a chimenea, a parrilla, a leña y me encanta el olor. Todos los pueblos son “de La Reina”… Barniedo de La Reina, Portilla de La Reina, Llánaves de La Renia (donde un invierno paré en unas mesas que hay entre la carretera y el arroyo de San Esteban a comer la merienda entre la nieve). A pesar de mis miedos iniciales, la temperatura se mantiene en 11º, y aumenta a medida que me acerco al alto del puerto, donde hay 14º. En el alto, a mano izquierda en dirección a La Hermida, hay una pista que llega a un aparcamiento donde hay una estatua de piedra blanca de un oso con una placa, pero no me acuerdo bien de que es la placa, porque hace 6 años que no subo hasta allí. La carretera está totalmente seca en la caída hacia el cantábrico. Paro en la estatua del rebeco a hacerme unas fotos, pues la montaña nevada del fondo, hace la foto muy apetecible. De nuevo, otra historia de risa que tiene que ver con las motos y esa bajada, me viene a la cabeza. De nuevo la sonrisa vuelve a mi cara al acordarme.
La cosa es que estamos en una ocasión haciéndonos la foto en el rebeco, (despues de comer en la cima) cuando de repente vemos bajar una docena de motos de todo tipo (ingleses). Miro al resto de la expedición y digo:
-Vamos con ellos…
-No nos da tiempo (estábamos poniendo los cascos y demás)
-Tira rápido que sí los pillamos…
Empezamos a bajar y a pasarlos, (bajan despacio), pero el puerto se va acabando y parece que no vamos a poder alcanzar a los primeros, pues hay que adelantar con seguridad y eso lleva tiempo. De repente le digo al compañero (por el intercomunicador)
-No los vamos a poder adelantar, pues aquí mismo hay un cruce y seguro que ellos van a la derecha y nosotros a la izquierda…
Mi compañero me dice todo convencido…
-Como si llegamos a Londres detrás de ellos, hasta que no los pasemos, no paramos...
Me entró un ataque de risa que no podía aguantarme…Al instante, los adelantamos y vemos por el retrovisor que ellos se paran a la derecha, supongo que a esperar por el resto del grupo. (que recuerdos)
A media bajada,se me cruza arrastrando la barriga como una leona acechando a su presa, pero a una velocidad ligera, un gato montés... es la segunda vez en la vida que veo uno y las dos veces ha sido en moto. Mi ilusión no hace más que aumentar con cada nueva sorpresa. Llego al desfiladero de la Hermida, carretera preciosa de curvas, pero estrecha, donde se disfruta realmente de la moto (aunque hay un buen tramo en obras y línea continua, con lo cual, a nada que caiga un coche delante, estas fastidiado). Al llegar al pueblo de La Hermida, me desvío a la derecha hacia el collado de Hoz. La carretera, nuevamente es preciosa y estrecha, en subida, con un asfalto excelente. Delante de mi sube un coche y un pequeño camión de esos que van por los pueblos a modo de tienda ambulante. En cuanto puedo, los adelanto, y rápido llego a la señal que da el nombre al puerto. Nuevamente, el sol me hace cambiar el trípode de postura para evitar su reflejo. Me fijo en el GPS. Veo que le he sacado 40 minutos a la hora de llegada que el tomtom tenía establecido. Tengo costumbre de fijarme cuanto tiempo estima el GPS para hacer una determinada ruta, y en moto, nunca acierta. Supongo que calculará la velocidad en base a la ruta, y una moto se escapa a toda lógica matemática del GPS.
Pongo rumbo a mi último punto. En este caso no me molesto en ponerle las coordenadas, pues sé (porque ya he pasado muchas veces por aquí) que está en la misma carretera que me ha de llevar a Puentenansa. La carretera está húmeda en este lado del collado, y la temperatura también baja de nuevo a 7º, con lo que una vez más, extremo las precauciones (no tengo prisa y voy muy bien de tiempo). Justo antes de llegar a la cima del Collado de Ozalba, hay un mirador (el mirador de La Piquere). Es un mirador creo que único, pues por la parte de debajo de dicho mirador, en su día plantaron pinos, los pinos crecieron y lo único que hoy se puede ver desde él, son los pinos pasar por encima del mirador… impresionantes vistas.
Al llegar al collado, se repite como si del día de la marmota se tratase, el protocolo fotográfico, aunque en este caso, el sol no me molesta, pues ya está en dirección sur, con lo que me queda a mis espaldas.
Ya sólo me queda volver a casa, pero antes he de parar en Unquera, para comer y beber algo (llevo todo el día sin hacerlo, ni agua he tomado porque la moto me inhibe del hambre y la sed) y para comprar unas corbatas y unas palmeras para mis amores que en casa me esperan (mi mujer y mi peque). Después de cargar las maletas y comerme un pincho de tortilla rellena (del cual no tengo foto, pues tengo el móvil estropeado y se me apaga al poner la cámara y la réflex ya está guardada en su bolsa) me pongo de nuevo en marcha por la A8. Voy pendiente, pues quiero parar en Lastres. El motivo es que Lastres, forma parte de lo que se conoce como los pueblos más bonitos de España. Son una serie de pueblos que tras reunir unos requisitos, se le reconoce el honor de ser uno de los pueblos más bonitos de España. El año pasado, escudriñando internet, me enteré de semejante cosa y me dije ¿Por qué no?... Y me embarqué en el reto de recorrerlos todos (a excepción de los de las islas, por razones de logística), así que aunque ya he estado en varias ocasiones con la moto, no tengo la fotografía del cartel que da fe de mi paso por allí, con lo que al quedarme de paso, me acerco a dejar testimonio gráfico, después de lo cual, enfilo, ahora sí, el camino de vuelta a casa. La temperatura es excelente, y bajo el casco, voy pensando para mi, que suerte tengo, pues después de todo lo que he pasado, y a pesar de la depresión que me atormenta, tengo el privilegio de hacer lo que más me gusta (montar en moto) que además es para mí una terapia que ningún medicamento podría igualar,Babieca se comporta de manera impecable, incansable… es mi compañera de viaje, la que me ha acompañado siempre, incondicionalmente, sin una queja, siempre dispuesta, sin más queja que pedir de beber cada 550km. ¿Se podría pedir más?... Sinceramente, yo diría que no. Llegado este punto de la historia, y si alguien más lo ha hecho, enhorabuena, sin duda te gusta leer. Habrás comprobado que estoy un poco loco (porque alguien que habla así de su moto no puede estar bien) pero ella es una parte muy importante de mi vida. Gracias a ella conocí a la que hoy es mi pareja, a mi niño, que tenía 2 añitos cuando lo vi por primera vez y hoy es todo un mozarrón a punto de cumplir 6 años y Babieca llegó a mí en el momento más duro de mi vida, apoyándome en ella para salir adelante. Con ella me embarqué en la mayor aventura de mi vida motera (con ayuda de todo el foro bmwmotos.com y de muchas más gente e instituciones,sin cuya ayuda jamás lo hubiese conseguido) dar la vuelta a España con mi proyecto “dona médula”… Doy gracias a Dios de poder disfrutar de esta afición y de toda esta gente… Soy un privilegiado.
Espero que mi historia te haya gustado. Si ha sido asi, puedes dejar un comentario haciéndomelo saber.
Un saludo.

domingo, 10 de marzo de 2013

martes, 12 de junio de 2012

En busca del agua

Bueno, pues tras unos meses en el dique seco por motivos varios, vuelvo a reemprender la marcha, y hoy he salido en busca de lo que no quería, aunque ya sabía que encontraría (el agua), porque me ha caido la del pulpo, pero sarna con gusto no pica.
Son las 7 de la mañana del 5 de junio de 2012, y tras una noche de mapas y rutas en el ordenador, y a pesar de que al acostarme casi a las 2 de la madrugada había decidido que no iría a ningún sitio (pues el tiempo anunciaba agua para Galicia), no he podido resistirme y me he vestido medio de romano y he salido en dirección a Santiago de Compostela, porque es un sitio que me gusta, y porque hacía tres o cuatro años que no había ido (la ultima vez fue con mi antigua Yamaha FZ6 Fazer).
Esta es la ruta diseñada y realizada en el sentido de las agujas del reloj:



Salgo a las 7:20 am, despues de tomar un café de esos de nespresso que están tan de moda y que saben tan ricos (yo los tomo solo y sin azucar) porque el café de verdad se saborea puro.
Preparo a Babieca con la bolsa sobredeposito donde meto la camara de fotos para mayor comodidad, paro en el cajero automatico a sacar "cash" como se dice ahora en los circulos economicos (vamos, el dinero de toda la vida) y emprendo la marcha de manera lenta y tranquila, disfrutando del paisaje y de una mañana muy agradable (13º centígrados) mientras babieca se va despertando y el motor va cogiendo temperatura.
Salgo en dirección a Pola de Allande, pero no por la carretera que lleva a Cangas, si no que voy por Gera para desviarme por el alto de la Llama y salir a El Puelo.
La mañana, como digo, es agradable, no hay ni una sola nube en el cielo y es una delicia rodar.
A mi izquierda, se ve la niebla que está metida en el fondo del valle, cubriendo El Rodical, y que queda por debajo de mi. Van pasando los kilometros, y al comenzar a bajar Gera la temperatura tambien baja. Ahora hay 9º, y la verdad es que está algo fresco.
Enfilo el Alto de la Llama, cuya carretera es de lo mejor que hay por los alrrededores, con un asfalto impecable que invita a abrir gás y llego a El Puelo, donde he de desviarme a la derecha para coger la carretera que viene del puente del infierno y que ha de llevarme a Pola de Allande.
Al comenzar la bajada la temperatura sube rapidamente a 15,5º, y se nota en el cuerpo (y tambien se agradece), pero por momentos, baja bruscanmente, para volver a subir nuevamente (me imagino que son bolsas de aire frio que se encuentran estancadas, pues no corre ni gota de viento).
Al llegar a Pola, giro a la izquierda para subir el primer puerto del dia (y el más importante de la jornada), se trara del Puerto del Palo, con una altitud de 1146 m.
La subida no se me hace nueva, porque soy descendiente de ese puerto por parte de madre, con lo cual he pasado por el miles de veces. Extremo las precauciones, pues no es raro encontrarse con ganado suelto (vacas y caballos) en medio de la carretera, y como hay muchas curvas ciegas, pues toda precaución es poca.
Adelanto a 3 coches que suben lentos para el ritmo de la moto y llego al alto, donde parece que el tiempo ha querido recibirme con una cara de perro como si se le debiese y no se le pagase. Hace bastante frio y el aire sopla con energía para la fecha en la que estamos. Son las 8:10 de la mañana.
Hago las fotos de rigor mentras unas vacas de la raza asturiana de los valles (vacas roixas que llamamos aquí) pastan en el arcén como si el frio no fuese con ellas.


                                                      Babieca saludando con los intermitentes


                                                          El cielo cada vez más negro...


                  La verdad es que la cazadora y el casco hacen su función  con un dia tan negro...


                       ... y solo a 10 metros de la foto anterior, el día parecía totalmente distinto...



                          aunque por poco tiempo, pues la niebla avanza rapidamente hacia mi...


Empiezo la bajada que me llevará hasta el embalse de Grandas de Salime a ritmo tranquilo, disfrutando del paisaje y del tiempo, que nada más empezar la bajada, cambia como por arte de magia regalandome de nuevo un impoluto cielo azul.
Llego al embalse, y me entretengo haciendo unas fotografías de la magna obra que realizaron hombres de otro tiempo y de otra pasta, porque nadie se imagina el esfuerzo titánico que fue necesario para levantar el embalse (tambien llamado pantano en otros sitios de España). Una prueba de ello es que en un libro que tengo (no se donde lo guardé, pero lo tengo) y que habla sobre los datos referentes a la edificación del pantano decía que si pusiesemos en fila india todos los sacos de cemento que se utilizaron para la construcción de la presa (sin contar todo lo demás), darían la vuelta a Asturias con una altura de 4 sacos, y todavía sobrarían sacos para cerrar Oviedo (el de 1954, no el de ahora) con una altura de 6 sacos. nada más y nada menos.
Tambien fue necesario costruir un teleferico de 36 km de largo que subía materiales de construcción desde el puerto de Navia, y que en su tiempo, fue el teleferico más largo de España.
Hay incluso un mirador construido en hormigón desde el que Franco lo inauguró en el año 1954 (mi madre, que era una niña de 8 años lo recuerda como algo extraordinario), pues por primera vez podían disponer de luz electrica en casa gracias al pantano, porque hasta entonces, se alumbraba con un candil.


                                                              El embalse desde la lejanía





                                                                ... que guapa es mi niña...



                                    perspectiva del mirador construido para su inauguración



                                                        otra vista del mirador desde la lejanía


        Restos de las edificaciones y silos de hormigón etc... levantados para la construcción del embalse



                                                                  entrada al mirador



                                                      Hay incluso una estatua de la virgen







                               foto de un servidor... que tambien tengo derecho a salir en la foto...


                                                              ... y otra desde otra perspectiva...

Tras la pequeña sesión fotografica, continuo mi camino atravesando el pueblo de Grandas, y cogiendo dirección a Fonsagrada (donde hay el mejor pulpo y el mejor ribeiro del mundo mundial).
Paro en el Alto del Acebo a hacer la foto oficial, y de nuevo el dios de las borrascas me saluda con una niebla repentina que en menos de 2 minutos lo ciega todo (parece que se ha levantado con el pie izquierdo y lo está pagando conmigo).


                                                               Parece que el dia promete...



         ...Pero nada más lejos de la realidad, pues a mis espaldas se puede ver lo que se está formando...

Reemprendo la marcha con cuidado en dirección Lugo (que es mi proxima parada) y de nuevo, a los pocos kilometros, el cielo se abre ante mi como una flor en primavera.
Van pasando los kilometros, y me voy dando cuenta de una cosa, y es que los coches circulan relativamente despacio, lo que me lleva a pensar que bien es para ahorrar combustible o bien es por miedo a los radares, pero sea como sea, creo que el motivo es economico, y no me extraña con la que está cayendo.
Llego a Lugo y comienzo a dar vueltas con la intención de parar a recrearme un poco por el casco antiguo, pero tras un buen rato dando vueltas, y ante la imposibilidad de encontrar aparcamiento de moto (los pocos que hay solo tienen unas pocas plazas, y son extrechisimas para poder aparcar a Babieca, amén de que todo son direcciones prohibdas y direcciones obligatorias que hacen que mi paciencia (que es más bien escasa en estos casos) se agote y decida que no voy a perder más tiempo dando vueltas (total, ya lo conozco de otras veces), y creo que  Babieca tambien, despues de tantas vueltas.
Pido ayuda a Sancho Panza (el tomtom) para salir de tamaño atasco, y por fin, despues de un rato, enfilo dirección Santiago por la N 547.
Babieca necesita abrevar, pues he salido de casa con un cuarto de deposito más o menos, y aunque teoricamente aún le queda gasolina para unos 100 km, y tras dos experiencias traumaticas con el indicador de la gasolina (que es una caca de la vaca), decido parar justo a la salida de Lugo a repostar, donde el gasolinero pasa de mi olimpicamente y aún diciendole que quiero lleno  y que voy a pagar con tarjeta, reposta lo que le sale de sus nobles partes, y cuando llega a 38€ corta el suministro y aquí paz y despues gloria.
Pago, y tras un educado hasta luego que el operario me devuelve con un sonido gutural algo asi como jhuehdyerkjsdj (que me imagino que sería un hasta luego desganao) arranco maldiciendolo por no haberme llenado a tope.
Al poco de reemprender la marcha, en un carril de vehiculos lentos, acelero para adelantar un coche que tambien ha saldo adelantando, y que ha cogido más velocidad de la cuenta, con lo que tengo que dar gás y lo paso a 120.
Nada más pasarlo, en un apartadero en el arcén, veo una furgoneta que tiene un coche negro parejo a ella y aunque me parece sospechoso no me da tiempo a aminorar la marcha lo suficiente para adecuarme a la velocidad de la via. Lo primero que pienso es que la he cagado bien, y al momento digo "no... no era... que va a ser el radar" y pienso, solo me faltaba que estubiesen los motoristas más allá.
Nada más llegar al cambio de rasante, a lo lejos en una gran recta, veo dos bultos, uno verde fosforito y otro normal, y lo que parece ser una moto. Lo primero que pienso es "tragame tierra" , será posible, si es que yo pongo un circo y prohiben los circos. El corazón me gira más rapido que las ruedas, me voy acercando despacio y para mi fortuna (menos mal) se trata de un ciclista y un peatón que están parados en el arcén dando la chachara... ¡ufff ... que susto!. Unos pocos kilometros más adelante, tambien en el arcén, veo a una chica de unos veintitantos años, morena de pelo y morena de piel (me imagino que por el sol acumulado durante el camino) que está sentada en el suelo descansando apoyada en una gran mochila y que la verdad es que es muy guapa, con lo que mi corazón, que aún rueda a velocidades poco aconsejables debido a la falsa alarma, comienza a funcionar a ritmo normal, pues la chica morena me ha hecho olvidar al susto anterior.
Continuo mi viaje, todo esto con un asfalto entre bueno y excelente, y al llegar a un pueblo, de cuyo nombre no puedo acordarme (no es que no pueda por nada en concreto, es simplemente que no me acuerdo...) veo un cartel que pone "VELOCIDAD CONTROLADA POR RADAR" e inmediatamente piso los frenos como si se hubiese acabado la carretera y paso todo a 50 en busca del fotomatón, pero el pueblo se acaba y el pajaro ni está ni se le espera. Comienzo una subida con una larguisima recta que está limitada a 70 km/h, y casi al final de la recta, (porque ya sabemos todos que las rectas son las zonas más peligrosas de las carreteras) bien escondidito, está el cachivache esperando a que algún pardillo se despiste y "zape" estacazo que Dios te crió. Freno a tope y paso entre 70 y 75 km/h, con lo cual espero que no me llegue a casa una postal del ministerio del interior (del interior de las cloacas en que se ha convertido el ministerio). A partir de ese momento (aunque ya lo venía haciendo desde la salida) extremo las medidas de seguridad en las zonas urbabas.
De repente, siento una extraña sensación, y al agudizar la vista lo veo a lo lejos... el hombre más famoso del universo mundo "Murphy" parece que está haciendo auto-stop, y justo delante de el, se ve lo que parece va a ser una bueba tromba de agua (estaba claro),  y dicho y hecho, al momento comienzan a caer gotas. Acelero la marcha para encontrar un sitio donde poder ponerme el tan manido pantalón de agua Quechua del Decatlón. Encuentro una gasolinera y paro a componerme para la fiesta de agua que se avecina.
Lo primero que aseguro es la bolsa sobredeposito. Busco por todos los lados para ver si trae una funda impermeable, pero tras 10 minutos dandole vueltas no encuentro tal cosa (luego me enteraría de que no tiene), con lo cual decido meterla en una de las maletas. Ahora llega el turno del pantalón. Tengo que quirar las botas, porque al ser unas Santiago de BMW son demasiado grandes para meterlas por la pernera del umilde (pero efectivo) pantalón de agua de 10€ (si fuese BMW costaría 100 y haría el mismo servicio).
Me compongo, me subo a la moto, y voilá... para de llover. Me cago en "Murphy"
Emprendo la marcha. No llueve, y tras un corto lapso de tiempo me digo para mi "bueno... aunque lleve el pantalón puesto, al menos no llueve y se rueda mejor..."  "... zás..."  en ese mismo instante empezó a llover. Parecía imposible, cada vez que habría la boca, me caia un guantazo, y esta vez el agua había venido para quedarse. Resignado (pues ya sabía que antes o despues llovería) continuo y al llegar a Arzúa escucho una sirena. A lo lejos (unos 100 metros delante de mi) veo un benemerito en sentido contrario al de mi marcha, que viene a todo trapo haciendo eses para esquivar los coches que le anteceden (lo que se viene llamando adelantar). Lo más chocante es que la moto me pareció un modelo antiguo de los de trafico (podría equivocarme, pero estoy casi seguro al 100% de que no era una RT) inclluso las sirenas que llevaba eran del año de la chimbamba. Venía escoltando un transporte especial enorme. Me aparté, puse lo 4 intermitentes y "...o dichoso de mi..." el agente me saludó con la mano como agradeciendome que me apartase y pusuese los warning... me sentí dichoso por un momento... Tras el transporte especial venía otra moto (esta si era del siglo XX) con su correspondiente motorista (tambien del mismo siglo que la moto) y que ni me miró, ni mucho menos me saludó... parecía como si el primer motorista hubiese escapado de la maquina del tiempo, eso si, me dejó impresionado su dominio de la moto con lluvia y todo.
Van pasando los kilometros, y en una huerta al borde de la carretera veo a 4 peronas mayores (sesenta años o más) que están trabajando las patatas, y lo primero que me llama la atención es que de las 4, solo una está mirando... quien me lo iba a mi a decir... hace años, hubiese sido al contrario... una trabajando y tres mirando, a si que algo hemos mejorado en ese aspecto.
Llego a Melide, en el medio del pueblo entre los miles de peregrinos que he pasado a lo largo de todo el trayecto, veo uno que me hace avergonzar de mi mismo... por la orilla de la carretera, un chico, con una silla de ruedas con una luz atrás, se esfuerza por coronar la pequeña pendiente (pequeña para la moto, pero no para unos brazos rotos de arrastrar un curepo durante muchos kilometros). Durante unos minutos pienso en parar, esperarle y preguntarle su nombre y hacerme una foto con el... me ha impresionado como pocas cosas lo han hecho, pero como la carretera es pendiente, pienso que quizás el hacerle para le perjudique para reanudar la marcha, con lo que aborto la idea.
Durante un buen rato pienso en ese chico, en la fuerza de voluntad y las ganas de vivir que debe de tener para hacer algo asi, lloviendo y en manga corta (solo le quedan 52 km)... para mi es todo un ejemplo de superación, y lo digo yo, que he superado un cancer que apunto estuvo de llevarme al otro barrio. Se me caen las lagrimas al escribir estas lineas. (no lo puedo evitar).
Los kilometros se suceden, y el agua no da tregua. Llego al Monte do gozo, y como nunca he estado en ese lugar, me acerco a hacer unas fotos (por eso de la posteridad).


          En este caso no hay tiempo para salir en la foto, pues llueve, y la camara es poco amiga del agua


                                                         ...Los peregrinos no temen al agua...


                                              Placa conmemorativa de la visita de Juan Pablo II


     y esta otra en Honor a San Francisco...

Me encamino hacia Santiago y comienza el tour para encontrar aparcamiento cerca de la catedral.
Sancho, se empeña en llevarme por calles peatonales o de dirección prohibida, y cuando al fin se aclara, entonces soy yo el que no se entera, a si que doy algo asi como 20 vueltas al ruedo hasta que al fin encuentro un parking muy cerca del meollo de la cuestión.
Aparco y salgo en busca de un sitio donde comer, no sin antes comprar unos souvenirs para la familia y una postal para enviar...
Las calles están llenas de restaurantes (uno  al lado del otro) donde tienen un hombre cual perro policia, que al más minimo atisvo de que has mirado el cartel del menú, salen a tu encuentro intentando por todos los medios llevarte hacia el interior del local al que se deben (a mi eso no me gusta), yo no necesito que nadie me lea la carta, porque para eso tengo dos ojos en la cara.
Declino la invitación una y otra vez, y entro en uno de esos restaurantes turcos que sirven Kebab (que está muy bueno) y además no está muy masificado de gente. Pido uno doble, con patatas y acuarius, y por 8€ me pongo como el kiko.
Una vez saciado el apetito (ya era hora, porque eran casi las 3) me encamino hacia la cateral, que aunque ya la conozco, no deja de sorprenderme por su majestuosidad. Para mi es, si no la mejor, una de las mejores que he visto, y he visto muchas, porque he peregrinado hasta a Lourdes para dar gracias al cielo de seguir vivo.
Hay poca gente, se puede ver y recorrer sin porblema, se puede subir a abrazar el santo sin interminables colas ni historias. Rezo unas oraciones, hago unas fotos con el telefono (porque la camara la he dejado en la moto debido a la lluvia) y me dispongo a abandonar la ciudad santa (no sin antes tomar un café solo sin azucar riquisimo)



                                                      Vista de la catedral... Impresionante.


                                                                 El famosísimo botafumeiro



                                                           El Altar Mayor de la catedral                  



                                    Estas dos estaban descansando frente al Hotel Reyes Católicos




                                                             Buenas extrangeras las señoritas




                                                               Un poco gordas, pero bueno...




                                                                 ... y que trasero... ja,ja,ja...

Realizadas las fotos de rigor, llego al parking y como simpre, no encuentro el ticket. Revuelvo toda la riñonera, y al fin, todo engurruñdado emerge de entre las profundidades. Ahora lo que no aparece es la llave de la moto (es una enfermedad, porque siempre, pero siempre la pierdo) cada vez que paro extravio la llave... ya se que parezco idiota, pero soy asi...
Meto el ticket en la maquina y de nuevo "Murphy" hace acto de presencia... El papelito de marras se atasca y la maquina se atranca... milagro para mi que no me pasase algo raro. La maquina dice "ticket atascado" y al cabo de un rato como si no fuese con ella, pide un nuevo ticket... me encaro con ella diciendole que que es lo que se ha creido, que como que nuevo ticket, pero ella, como el que oye llover... No hay nadie en la chabola de control, no encuentro ningún botón para avisar ni nada de nada, con lo cual, por unos instantes se me pasa por la cabeza salir por un costado de la barrera y santas pascuas, pero está el problema de la matricula y la camara de seguridad. Despues de remirar la pantalla de la maquina de los demonios (que es tactil) encuentro un boton en la pantalla que pone Información. Pulso 78 veces, y suena una voz preguntando que que es lo que pasa. Le comento al ente que me habla lo que me pasa, y al cabo de unos minutos aparece un hombre con la misión de resolver el entuerto. A todas estas, la cola de coches para pagar iba en aumento, pero yo les disuadia diciendoles que estaba averiada. El operario, les indica que tienen que dar media vuelta y salir por no se donde, pero bueno, yo no estoy en esa lista.
Tras desarmar media maquina, y depues de una dura pelea con la misma, donde el hombre tiraba del tichet atascado hacia un lado, y la maquina tiraba hacia el lado contrario, por fín el hombre consiguió recuperar un gurruño que se supone que era mi salvoconducto para abandonar Santiago.
La maquina se debió enfadar mucho por haber perdido la pelea, y se negaba a funcionar. El hombre, rendido ante la cabezonería del aparato, cogió mi ticket, y dejandome a mi como vigilante de la loca esa, se fue ha hacerme un nuevo papel.
Al cabo de un rato, aparece el hombre con cara de pocas esperanzas e introduciendo el nuevo ticket en la que hasta ahora era mi pesadila, esta se puso colorada y arrojó la magica cantidad... 3,50€, y para eso llevaba yo allí una hora, para 3 miserables euros con cincuenta.
Recogí los trastos a la carreta y salí de allí a toda prisa ( no fuera a ser el demonio). Seguía lloviendo. Decidí ir por el autovía, pues con el panorama que tenía no se me apetecía mucho rodar por carreteras llenas de lineas continuas (parece que a la maquina de pintar la ralla se le estropeó el brazo con la brocha en el suelo) y con coches a paso de tortuga.
El regreso no tuvo mayor relevancia. Rodé un buen trecho por autovía y el resto por la nacional 634.
A la llegada, tras 543km y como siempre, final de etapa en el bar La Casina, en la terraza, para celebrar la llegada sin contratiempos con una sidra que me supo de muerte.
Espero que os hayais divertido con el relato (al menos esa era mi intención)
Un saludo.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Paseo por tierras cantabras y castellanas.

Buenos días, hoy toca hacer cronica sobre una escapada por tierras cantabras que terminaron en el centro de España (segovia), aunque la parte castellana (sin intención de ofender a nadie) no me ha gustado demasiado por las carreteras tan rectas.
Esta es la ruta inicial (a la que como siempre, termino no ciñendome del todo)



Son las 8 de la mañana del 7 de septiembre y parece que se avecina un día de calor de los buenos, sin una nube en el cielo. Preparo las maletas y la bolsa sobredeposito, pues llevo los bartulos de acampada (me gusta la acampada más que los hoteles) y salgo en dirección al taller para cambiar la rueda delantera, que con 8200 km, está para tirar ya que del elefante lateral que llevan los metzeler tourance ya hace tiempo que no hay ni rastro...
Una vez cambiada la rueda y revisado que todo está en orden, pongo rumbo a Cangas de Onís para adentrarme en terreno cantabro. Los primeros kilometros se me hacen rarisimos, pues Babieca se muestra infinitamente más agil con el nuevo neumatico.
De nuevo solapo mi ruta con las anteriores hasta llegar a Cangas de Onis (previa parada en el mercadona de Arriondas a coger provisiones).
Esta vez no entro en Cangas, pues como voy en dirección a Panes, paso por la variante que evita entrar en el pueblo. Son la 1 de la tarde, pues he salido sobre las 11:40 de Tineo, pero como no tengo prisa, pues no me preocupa. La temperatura es de 18º (bastante agradable). Enfilo la subida a Panes pasando por Corao,  Mestas de Con,  La robellada (donde la carretera se parece a la de los pirineos) y con un asfalto excepcional y carretera ancha (demasiado para mi gusto) y voy acercandome a Panes.
Esta vez no me paro ha hacer muchas fotografías, porque aunque las vistas son muy bonitas no me llaman tanto la atención y aunque no tengo prisa, no puedo demorarme mucho, pues la idea inicial era llegar a Segovia (cosa que no se lograría por las diversas paradas para ver paisajes que merecían mucho la pena).


                                                            El paisaje una vez más, precioso...


                                                                 vista de la carretera y el buen asfalto...

En Panes me desvío en dirección a La Hermida, donde hay que cojer la carretera que lleva a Puentenansa. La carretera desde Panes se estrecha y empieza a gustarme mucho más, pues es de las que a mi me gusta, con un asfalto muy bueno, aunque con bastante trafico (la mayoría extranjeros con autocaravanas) y algún trailer al que es bastante dificil adelantar, al carecer la carretera de rectas donde ver a los que vienen en sentido contrario..

                                                El asfalto es igual de bueno, pero la calzada es más estrecha...

                                                         se pueden hacer buenas fotos en estos parajes...

                                                                      que presumida es Babieca...



Al llegar a la Hermida hay que desviarse a la izquierda en un cruce en el que es facil de pasarse de largo (yo me pasé 7 km) y menos mal que me di cuenta...
A partir de aqui la carretera se estrecha aún más, aunque el asfalto continua siendo perfecto (de este tramo no tengo fotos, porque es imposible fotografiarlo todo). Es una sucesión de curva y curva y curva y curva... asi hasta llegar a Puentenansas (menuda preciosidad de carretera).
En Puentenansa, cojo dirección a Carmona (El valle de Cabuerniga), paso por el alto de Collada de Carmona. Hay muchos miradores desde La Hermida para contemplar el paisaje y varios sitios con mesas donde poder comer (a mi con la emoción se me olvida el hambre).
Al llegar al pueblo de Valle sigo las indicaciones del tomtom y tomo la C-625 en dirección a Reinosa, pero por una carretera distinta a la trazada en un principio. Bendita confusión, pues la carretera (que es estrecha, pero con buen asfalto y llenita de curvas sin fin) me lleva directamente al puerto de La Palombera, donde con gran alegría me paro a hacer la foto de rigor en la señal antigua.


                                                                    no es muy alto, pero es hermoso...


                          como podeis ver, tambien tiene señal de las de chapa, aunque con menos encanto...


Desde aqui me tiro puerto abajo hasta Espinilla, donde me desvío en dirección a la estación invernal de Alto Campoo, pues está a tan solo 15 km, y me imagino que tendrá buenas vistas (cosa que podré confirmar momentos después).




                                     La estación está a 1650 m de altitud, aunque la parte más alta esta a 2150 m.

Un kilometro más o menos antes de llegar al aparcamiento de la estación, en un lugar que se llama Braña vieja, hay un desvío que sube al mirador del chivo. Son 5 kilometros de carretera excepcional tanto de asfalto como de curvas, donde se pasa de 1560m a más de 1700m.
Sin pensarlo ni un momento, arranco carretera arriba disfrutando como un enano de un clima y unas vistas impresionantes (aunque la temperatura va bajando como una exalación).
En el alto hay un aparcamiento donde el asfalto se termina (y oficialmente la ruta tambien). Digo lo de oficialmente, porque a pertir de aquí, lo que hay son las pistas de esquí que son de tierra, y que no puedo resistirme a investigar.
Mientras espero a que Babieca ajuste las susupensiones a modo off road, veo 2 motos que suben hacia el mirador (una V strom y creo que una yamaha FZ8). Arranco pista arriba sin mayores problemas que el peso de la moto cargada hasta los topes, y salvo 2 pequeños repechos bastante complicdos por el terreno suelto, llego a lo más alto que esta moto es capaz de subir (pues los ultimos 200 m antes de llegar a la cima, son para una trialera).


                                       os puedo asegurar que la pista no era tan facil como parece en la foto...


                                                               Babieca está impresionante...

                                                                y el terreno es acojonante...


                                                                               otra más...





y estos son las vistas y los cortados que sw puwden contemplar por estas alturas (más de 2000 m.)

           El cortado que hay a mís pies es impresionante (como para caerse abajo...)

Esta zona se llana tres mares, porque el agua del rio Nansa vierte hacia el cantabrico desembocando en la ria de Tina menor y hacia el atlantico como afuente del Pisuerga, y este a su vez del Duero. y el agua del rio Hijar, que da lugar al nacimiento del Ebro desembocando en el mediterraneo.
Había como unos 50 cuervos volando por debajo de mi... Nunca había visto tantos juntos.
Regreso al aparcamiento con una bajada relativamente facil (pues con la retención del motor casi no hace falta frenar).
Al llegar, las 2 motos que habían subido se marchan de nuevo, y yo me quedo contemplando el paisaje y conversando con un guarda de la estación, que me da una charla turistica (gratuita) de todo el paisaje que se puede contemplar...

                                                                      esta es la otra vertiente...

Al poco reto la niebla se disipa y es posible comtemplar todo el valle. Incluso se ve muy a lo lejos una cima donde está la pista de esqui de Valdezcaray (en Logroño).
Despues de un rato muy ameno de charla, me despido de este amable guarda con la esperanza de volvernos a encontrar.
Emprendo el descenso con una temperatura de 16º, y a medida que van bajando los metros van subiendo los grados.
Al llegar a Espinilla tomo dirección Aguilar de Campoo, pues tengo intención de bajar por el Canal de Castilla que empieza (o termina, según se mire) en Alar de Rey.
Al llegar a la altura de Aguilar de Campoo, me llega un olor a galletas que apunto está de volverme loco, pues no he comido nada desde la cena del dia anterior y ya son casi las 8 de la tarde. (no se como los lugareños pueden vivir con semejante olor todo el día, es gloria pura para la nariz)
Babieca me comunica que tiene sed y paro a repostar, pues marca 570 km recorridos desde el ultimo repostaje, y aunque me dice que aún le queda gasolina para 80 km no quiero arriesgar.
Desde aqui, el viaje ya no es tan entretenido, pues a las carreteras parece que les han robado las curvas, y por el contrario el calor va en aumento.
Paro en Alar de Rey a observar el canal y regreso a Aguilar, pues hay un camping donde tengo intención de hacer noche.
Para mi desgracia el camping está cerrado, con lo que me vuelvo sobre mís pasos y busco fortuna en otro camping que tambien está cerrado (a pesar de que en la guia que tengo del 2011 dice que están abiertos todo el año).
Decido coger dirección a Palencia y buscar un camping por el camino, pero los kilometros se suceden y no hay rastro de ninguno.
Casi ha caido la noche, y decido coger el autopista para llegar pronto a Palencia, pues me temo que tendré que buscar un Hotel, aunque no me agrada nada la idea.
Cuando estoy a unos 20 km de Palencia observo un monticulo en el terreno (es que por estos lares es todo llano) y me salgo del autopista como quie ve un vaso de agua en un desierto. Doy un rodeo de reconocimiento y por una pista que hay al lado de la carretera me adentro sin saber muy bien ha donde voy a ir a parar. Enciendo los faros de niebla, pues a estas alturas ya ha anochecido por completo y la visivilidad es reducida a pesar de que la luna está bastante grande. Empiezo a ascender poco a poco y ruedo un rato paralelo al autopista para curzarlo por debajo atravesando un tunel. A partir de aqui me voy alejando del autopista poco a poco y alejandome del ruido de los coches.
De repente veo un conejo que sale al paso de la moto, y como por Tineo no hay ninguno, me agrada verlo (pues aunque no la practico, me gusta la caza menor). Con la ilusión de haber visto un conejo, continuo mi camino y cual no es mi sorpresa cuando empiezan a salir conejos de todos lo sitios como si fuesen moscas... no se ni hacia donde mirar.... hay conejos saltando por todos los sitios como si fuesen saltmontes.Uno de ellos corre delante de la moto en linea recta sin desviarse y yo acelero un poco para ver cuanto corre, pero de repente, el conejo pega un quiebro a la izquierda y desaparece literalmente sin que me de tiempo de mirar el cuentakilometros.
Unos 100 metros más arriba veo un sitio que me parece apropiado, y sin más miramientos monto mi propio camping...


Al sacar la tienda para montarla, me doy cuenta de que he perdido los ganchos de sujertarla al suelo... ha sido en La Bañeza, que cuando estaba recogiendo me pilló una tormenta impresionante y con las prisas las he debido de olvidar en el camping, y claro, despues de 3 semanas no será cosa de llamar para preguntar por ellos, por eso la tienda está rodeada de piedras...

En estos momentos soy el hombre más feliz del mundo.
Acabo de sacar los trastos, aprovecho los gases de escape de la moto para inchar la colchoneta, saco la radio y la comida y me pego un homenaje de callos asturianos que están de muerte (y con el hambre que tengo aún más).
A pesar de que la temperatura ha sido bastante alta todo el día, la comida está fresca, pues en el mercadona compré una bolsa de hielo y la metí en el top case para hacer de nevera (craso error).
Termino de cenar y me acuesto, pues estoy cansado despues de todo el día sin parar (aunque he hecho solo unos 550 km).
Duermo toda la noche bastante bien (a pesar del calor) y sobre las 8 y media me despierto.


                                                                       Este fue mi despertador...

Ya ha amanecido y se presume un día de fuego impresionante.
Abro el top case para desayunar y el craso error se vuelve realidad, pues el top case está inundado por el deshielo...
No hubiese pasado nada de no ser porque tengo los papeles de la garantía de la moto, el seguro y la asistencia en viaje en el fondo del mar en que se ha convertido la maleta... y para colmo el top case lo tengo forrado de fieltro para que las cosas no vayan haciendo ruido...
Con resignación, saco todos los papeles, y como puedo voy despegandolos y poniendolos a secar en la hierba.
Hay unos libros del seguro que no se salvan y tengo que tirarlos a la bolsa de la basura, pero lo demás, mejor o peor se recupera mientras desayuno tranquilamente, pues conozco un dicho que dice "... si se puede se arreglará, si no se puede, arreglado está..."
Voy recogiendo trastos mientras el top case recude boca abajo con la tapa abierta.
Cuando al fin lo tengo todo listo, Babieca decide ganarse la cebada y al subirme me juega una mala pasada y nos vamos los dos al suelo nada más montarme...(gajes del oficio). La levanto haciendo uso de las calorías que acabo de ingerir, (me costó bastante, pues está cargada hasta los topes) y hago inventario de las heridas de guerra de mi niña... Lo unico ue tiene es un pequeño arañazo en el guardamanos izquierdo que casi no se ve... yo en cambio he caido encima de una puedra un poco grande y tengo un pequeño moratón en la piena izquierda (debajo de la cadera) y en el brazo izquierdo, que con el paso de las horas me va doliendo más, pero es poca cosa.
Salgo a la carretera sin más problemas y encaro dirección a Palencia por la Nacional.
A la entrada de Palencia veo una Estatua de un Cristo en lo alto de un cerro y sin más me desvío para investigar de que se trata.
Pregunto a un lugareño si se puede subir con la moto y me dice que si, pero qe tenga cuidado, pues es muy estrcho (doy fe). A la mitad de la subida, que tendrá 500 m. más o menos, paro en una especie de mirador para hacer una foto.


 



Continuo mi ascensión y al llegar al alto, me encuentro un anciano que a fuerza de sacarle las palabras con sacacorchos, me explica que se trata del Cristo del Otero y me dice que es el segúndo más alto del mundo despues del Crsito de Corcovado, aunque despues me he enterado de que no es cierto, pues hay varios más altos que este.
Me dijo la altura, aunque ahora no me acuerdo si son 18 o 28 m.
Rezo un padre nuestro y despues de dar una vuelta en redondo a la hermita, regreso a la urbe.
Desde palencia cojo dirección a Segovia, pues aunque ya he estado muchas veces, nunca he estado en moto, y es una ciudad que me encanta. Lo peor es la carretera, pues entre curva y curva se puede tejer un jersey de lana...
Al llegar a Segovia, callejeo buscando un poco de sombra, pues la temperatura es de 35º. Estoy achicarrado literalmente, y Babieca otro tanto. Compro unas pegatinas de la ciudad y bajo hasta la plaza mayor para hacer las fotos de rigor.





El calor es acuciante, y aunque mi idea inicial era quedarme un día, depues de tomarme un granizado helado que está riquisimo, decido poner rumbo a Asturias, en donde la temperatura es bastante más agradable.
Salgo por la nacional, pues no quiero pagar peaje y una vez superada la zona de pago me meto en el autopista para poder viajar al menos a 120 y poder llegar cuanto antes a León (donde volveré a la nacional para esquivar nuevamente el peaje). Reposto un poco antes de llegar a Valladolid y en León cojo dirección puerto de Pajares. A la salida de León hay un semaforo de obra, pues están reasfaltando y la carabana es de muerte al igual que el calor.
Adelanto a todo el cortejo con tan buena suerte de que a la altura del semaforo hay el unico árbol que se ve en la larguísima recta, y que por casualidades de la vida, me tapa del sol, con lo que me recupero un poco del calor.
En cuanto empiezo a bajar el alto del Rabizo, la temperatura baja a 20º y las curvas emanan como una fuente de vida para las cubiertas, que estás cansadas de rodar con la parte central de la banda de rodadura.
Paso la robla y encaro hacia Pajares más contento que un niño el día de reyes, pues de nuevo hay temperatura agradable y muchas curvas.Son las 8:15 de la tarde y en el alto de Pajares la niebla está bastante baja, con lo que la visivilidad es escasa, pero al empezar a bajar desaparece al instante.
Durante la bajada, tengo un pequeño afair con un megane de los nuevos que ya venía con ganas de guerra desde La Robla, y que me adelanta a la salida de Villamanín, pero que cae presa de las garras de Babieca a las primeras de cambio, y aunque es un poco correoso, enseguida me deshago de el entre el trafico que baja (que es muy denso).
Desde aquí ya solo me queda un trecho de autopista hasta Cornellana y Por la Espina hasta casa, a donde llego felizmente a las 9:25 sin novedad. En total han sido unos 1200 km. de bastantes curvas y muchas rectas.
Espero que mi nueva ruta os haya gustado y de nuevo daros gracias si habeís llegado hasta aqui.Un saludo y hasta la proxima.